“¿Estás más gorda?”.
“¿Hiciste dieta? Te ves delgada”.
“Me gustaba más tu color de cabello anterior”.
“¿Eso es un timbre o una espinilla?”.
“Gasparín, te hace falta un baño de playa”.
“Eres linda de cara, lástima que eres gorda”.
“Ese pantalón no le queda bien a tu tipo de cuerpo”.
“Llamarías más la atención si te arreglaras más”.
Estos son algunos comentarios que he recibido a lo largo de mi vida con respecto a mi apariencia: en el colegio, universidad, lugar donde he trabajado, incluso uno de esos lo recibí en el funeral de una persona a quien apreciaba muchísimo. La pregunta que me hago es: ¿por qué?
Estos comentarios no vinieron de personas desconocidas, sino de compañeras de clase, amistades, familiares o parientes, uno o dos lo dijeron varones, pero la mayoría los recibí de mujeres, y me vuelvo a preguntar: ¿por qué?
Desde la empatía puedo conseguir muchas justificaciones que parecen más racionalizaciones que otra cosa: seguro ellas también han recibido ese tipo de comentarios y sintieron que tenían derecho de opinar sobre mi cuerpo o puede que se sintieran tan inseguras que proyectaron eso en mí. Lo cierto es que cada comentario ha dolido, me ha molestado e incomodado, he fingido en la mayoría que no me afectan y me han hecho cuestionarme sobre mi cuerpo y mi apariencia.
Pero ¿dónde está el problema?
He trabajado en psicoterapia por años sobre mí y mi autoestima, sigo trabajando en eso.
La verdad ya no me afecta que alguien comente de mi cuerpo, simplemente mejoro lo que puedo y acepto lo que hay, y no solo en mi cuerpo: en mi ser lo aplico de forma integral, sin embargo, me pregunto cuántas mujeres no lograron llegar a este punto en el que estoy, y se han sometido a dietas restrictivas y dañinas, a cirugías plásticas o a quién sabe qué tratamiento doloroso para ser “bellas”, para cumplir con un estándar de belleza impuesto por una sociedad en la que lo que importa es la apariencia de la mujer, no lo que hay en ella, quién es, lo que piensa y siente.
La verdad es que, si a la gente le importara la mujer o lo que siente, jamás se atreverían a hacer comentarios parecidos a los que yo he recibido.
En este punto me vuelvo a preguntar: ¿por qué?
Si eres mujer, seguramente te sientes identificada con lo que escribo y con mi historia. También se puede sentir identificada cualquier persona que es diferente al estándar de belleza impuesto, y en lo único que pienso es en que ya hay que parar.
Por favor, no comentes sobre el cuerpo de las demás personas. No opines sobre su variación en el peso, sobre la ropa que eligió o si se ve diferente de alguna forma.
Si deseas comentar algo y es negativo, detente y simplemente no lo hagas.
Si vas a comentar algo que es “positivo” pero tiene que ver con un punto complejo como el peso, la edad o el género, no digas nada.
Si deseas hablar de lo hermosa que se ve esa persona, de la luz que irradia y de lo mucho que te agrada, adelante, esos comentarios son los que todas necesitamos oír.
¿Compartes conmigo el mejor comentario que has recibido?
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