Hoy me desperté viendo todo gris, tengo muchas ganas de llorar. A pesar de que logro identificar las situaciones que me hacen sentir así (problemas, cambios hormonales, conflictos con figuras significativas), me cuesta mucho lidiar con el dolor emocional que siento. El nudo en la garganta es muy grande y no deseo hacer nada.
Puede que te sientas identificada con esta descripción. Es muy probable que hayas tenido un día así... o quizás varios. La tristeza es perfectamente normal, es parte de nuestra vivencia afectiva y todas las personas la experimentan; sin embargo, hay que reconocer que es difícil sentirse triste y que es una experiencia desagradable y dolorosa.
Por otra parte, para poder llegar al punto en el que se logra identificar y reconocer la tristeza, es necesario trabajar en el autoconocimiento, en la autogestión emocional y en la autorregulación de lo que sentimos. Esta no es una tarea sencilla, involucra la integración entre lo que traemos (genética), lo que hemos vivido (antecedentes personales y crianza, nuestra experiencia previa con situaciones similares) y lo que nos genera lo que experimentamos en ese momento (el efecto que
tiene en nosotras). Sin embargo, si trabajamos en integrar estos aspectos, es posible saber qué hacer con cada experiencia emocional (lo que incluye la tristeza o cualquier otro malestar).
Te comparto algunas sugerencias para los malos días, ¡toma nota!:
Si tu día es gris, trata de ubicar las diferentes situaciones que pueden haberte afectado y que te generen tristeza. Si puedes hacer una lista de estos eventos, hazlo en orden, por ejemplo: desde el que te genera mayor malestar hasta el que te genera menos.
Identifica qué emociones o sentimientos estás experimentando: tristeza, frustración, enojo, temor, ansiedad.
Permítete expresar lo que sientes: llora, golpea una almohada, rasga papel, sal a correr o a ejercitarte, escribe, habla con alguien o sola frente al espejo.
Repítete las veces que sean necesarias que es válido lo que sientes, que está bien sentirse así y que tienes permitido expresarlo con libertad (el límite es dañar a alguien más o a ti misma).
Si asistes a psicoterapia, puedes contactar a tu psicoterapeuta para adelantar tu sesión y así revisar lo que estás sintiendo.
Repite estos pasos las veces que sean necesarias.
Una vez que llegues a la calma (que te sientas más despejada, clara y tranquila), tómate el tiempo para poder revisar lo que sentiste, qué estrategias te funcionaron mejor, qué repetirías y qué no. Construye un botiquín de primeros auxilios emocionales, que puede ser una cartelera, una hoja especial en tu diario o una cajita en la que puedas tener una lista de actividades que te hagan sentir mejor según la experiencia emocional que tengas (por ejemplo: anotar que si estás triste hablar frente al espejo te ayuda a desahogarte). La idea es que puedas tener a mano diferentes estrategias que te permitan manejar lo que sientes con actividades que funcionan para ti.
Si estás pasando por un día difícil, ten presente que en la vida todo pasa y que eventualmente todo llega. Mientras eso sucede de forma natural o provocada por ti y tus decisiones, toma en cuenta que es posible pasar un mal día trabajando en ti y haciendo actividades que te permitirán sentirme mejor.
Desde Beauty Value te abrazamos.
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