Lo masculino siempre se ha asociado con Apolo, el dios del sol en la mitología griega. Sus características eran fortaleza, poder, belleza, sabiduría, predicción del futuro, siempre tenía la razón, éxito, motivación, colonización, protección, defensa, letal y perfección (es un dios). En un dios, todas esas características son comprensibles, en un humano, en cambio, son imposibles de alcanzar.
A lo largo de los años, la cultura ha promovido en los hombres el tener que cumplir estas características para considerarse “dignos de pertenecer a esa categoría”. Es una carga muy pesada e injusta.
Al asociarse con características “divinas”, el hombre es colocado en una posición de “superioridad” frente a las mujeres… ¿Qué significa eso? Que posee deberes y derechos que las mujeres no tenemos, y es lo que se conoce como machismo.
Eso trae muchas ventajas, muy conocidas por todos, pero también varias desventajas: no pueden mostrar debilidad, lo que genera un peso emocional muy alto; deben esconder sus vulnerabilidades, debido a que visualizarlas según este mandato implicaría dejar de ser hombre; exigirse más de lo que sus habilidades pueden dar, y muchos conflictos interpersonales.
Todo ser humano tiene vulnerabilidades, en reconocerlas y trabajarlas radica su fuerza y lo que le diferencia de los demás.
En parte de eso se trata la “nueva masculinidad” o “masculinidad positiva”, en resignificar el concepto de lo masculino con atributos posibles para un ser humano, y que a partir de allí puedan conocerse sin tener que cumplir expectativas impuestas por el afuera.
Un hombre que pueda llorar sin temor a verse débil; que pueda ser parte de un equipo de iguales y que no siempre tenga la verdad en la mano; que se sienta cómodo y no juzgado al comunicar sus emociones, y poder hacerlo de manera efectiva; que sepa negociar de manera efectiva.
Entre otras formas que parten de la equidad de derechos entre ambos géneros, facilitando una relación igualitaria, abierta y satisfactoria, donde ambos puedan aportarse.
Y sí, todas serían grandes faltas para el dios Apolo, pero no para un ser humano como cualquiera de los hombres que conocemos.
Ya hoy en día existen hombres con esta característica, dándole vida a esta “nueva masculinidad”, ¿conoces alguno? Recuerda que la mujer tiene un papel importante en este cambio: eliminar el prejuicio de que el hombre debe ser fuerte y protector, pero también insensible, infiel, poco empático y tosco emocionalmente. ¿Lo crees posible?
Aportemos a este cambio que puede traer grandes beneficios a la sociedad. Una más igualitaria, con menos dolor y más comprensión.
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